Un día, un hombre, cansado de dejarse llevar y hacer lo que supuestamente la sociedad decía que era lo correcto, decidió dejarlo todo a un lado y dedicó tiempo a pensar en cómo quería él realmente que fuera su vida. Viajó por multitud de culturas dándose cuenta de que en cada una era diferente el concepto de vida exitosa. Empezó a plantearse entonces que definición le daría él.
Siguió viajando sin llegar a encontrar un significado que le satisfaciera plenamente. Estaba a punto de perder la fe, estaba llegando al punto de pensar que su vida carecía de sentido cuando de repente, mientras bebía agua de la fuente de la plaza de una pequeña ciudad y exhausto por el calor y cansancio de su viaje... lo vio claro. Se sentó a observar, estaba ahí... junto a él. Le brillaban los ojos, sonreía como nunca antes lo había hecho, la satisfacción se reflejaba en su cara.. y dijo dos palabras, dos simples palabras pero cargadas y llenas de significado. Las mismas palabras que yo pronuncié cuando te conocí. Eres tú.

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