La quiero

Estoy en el sofá, con los pies encima de la mesa, apenas ha amanecido... estoy tomándome un café, pensando en lo que ha ocurrido esta noche. Claro que quería que ocurriera, pero todo va a cambiar entre nosotros. Me gustaba hablar contigo a diario, las bromas, nuestros secretos... y no sé si todo eso cambiará. Solo quiero lo mejor para ti, y no sé si en estos momentos yo podría serlo, siquiera si podría dártelo. 
Estoy pensando en todo esto cuando de repente apareces en el salón con una de mis camisetas de baloncesto a modo de vestido, con unos calcetines blancos que también me has cogido y con tu pelo rojizo despeinado y cayéndote por la cara. Me das los buenos días y me preguntas si me ha gustado esta noche... te disculpas diciéndome que estabas nerviosa. Me levanto y, justo antes de darte un beso, te digo:
- Ha sido la mejor noche de mi vida.
+ ¿De verdad? tenía miedo de hacerlo mal, nunca antes lo había hecho.
- Tranquila, de verdad que me ha gustado mucho. Lo había imaginado tantas veces...
+ Te quiero.
- Y yo a ti.
Y volvemos a besarnos.
Me gusta que ella no piense tanto en el futuro. Que no le dé tantas vueltas a las cosas, el futuro decidirá lo que ocurrirá.
+ Voy a ducharme, ¿vale? - me dice - ¿te importa que me ponga tu camiseta y este pantalón?- señalándome un pantalón de chándal de andar por casa.
En verdad, me estaba diciendo que quería quedarse a pasar el día en casa... y eso me parecía fantástico.
- Me parece estupendo.
Le preparé otro café para cuando saliera de la ducha. Ella salió con una trenza hecha, pues sabe muy bien que me gusta mucho verla así. Se sentó al lado mío en el sofá, y apoyó su cabeza en mi hombro.
No podía haber pedido más, ni que saliera mejor.

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