Siempre es ella

Ella no llamaba la atención a simple vista. No era la más alta, no tenía las piernas más bonitas del mundo. No era la más esbelta y sus ojos no eran los que más brillaran. Pero era ella. No hacía que el tiempo se parara, y es que no hacía falta. Si te paras un instante, si le dedicas el tiempo suficiente podrás darte cuenta que tiene un sinnúmero de cualidades que no todos estamos preparados para verlas y mucho menos para admirarlas. Ella tiene una fuerza de atracción arrolladora que hace que solo quieras estar con ella. Y es que siempre es ella.

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