La historia comenzó un día cualquiera que tomó importancia en el momento en el que la vi... me quedé mirándola, entonces ella sonrió... intercambiamos unas cuantas palabras y se tenía que ir. De lejos estuve gritando en silencio... Tuve una presión en el pecho, una presión distinta a todas las anteriores a las que había tenido. No podía olvidar esa imagen, su imagen. Se me grabó a fuego en la mente. Todos los días la veía, al despertar, a lo largo del día y cuando me iba a acostar, preguntándome si la volvería a encontrar.
Pasan los días y la echo de menos, no puedo concentrarme en mi trabajo y no puedo comprender como en segundos pude impresionarme tanto con algo tan casual. No te busqué, seguí mi rutina diaria y desde entonces no hemos vuelto a coincidir. La camarera me dijo que llevabas ya meses parando por esa cafetería, y maldita sea! fui a fijarme en ti la última vez que fuiste. Cómo te llamas, no se me ocurrió preguntarte, a que te dedicas tampoco... en verdad no recuerdo ni lo que dijimos, solo que era una voz suave y dulce... como si fuera música, una dulce melodía con la que despertar cada mañana. Pero donde diablos estás?, donde diablos estabas? por qué no hablamos antes?
Tengo que volver a verla, y ni siquiera sé por donde empezar.

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