Llegó el punto en el que un texto, una carta o una palabra no son suficientes para acercarme a ti.
Llegó el instante en el que verte ya no basta… ese en el que aunque estemos juntos durante horas se me hace escaso. Ese día en el cual tu sonrisa es la única que convierte el peor de los días en uno que realmente merece la pena. Llegó el momento en el que clavar mi mirada en tus ojos clavados en los míos me hace sentir el hombre más afortunado que pisa sobre la Tierra. Ese día en el que solo recordarte produce en mí la mayor de las alegrías.
Llegó el gran momento en el que un abrazo expresa y dice infinitamente mucho más de lo que pueda escribir a lo largo de mi vida. El momento en el que besarte me hace creer en que todavía hay una esperanza, algo por lo que merece la pena luchar. El día en el que hacerte el amor implica mucho más que juntar nuestros cuerpos y convertirlos en uno solo. El día en el que despertar a tu lado es el motivo por el que vivo.
Llegó por fin el día que pensé que nunca llegaría… ese día en el que más allá de toda duda yo me entregaría a alguien… y hoy me declaro tuyo, completamente tuyo.
Llego el día en el que verte me emociona, me llena de orgullo… ese día en el que verte hace que me sienta el ser más dichoso que haya existido.
Llegó el día en el que escribir no es suficiente, en el que verte no basta… llegó el día en el que una vida contigo es lo más cerca que podré estar de demostrar lo que siento por ti, y al mismo tiempo ni en una vida contigo podré acercarme a darte lo que te mereces.
Y es que no llegó el día, no llegó el momento, no llegó el instante…

LLEGASTE TÚ.

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