Cuando pienso en ti
Cuando pienso en ti, veo una princesa,
coronas y joyas, castillos y guerras entre príncipes. Veo un rey y una reina y
a su preciosa hija. Guerras entre naciones por conquistarla y regalarle un
imperio. Veo riqueza y belleza por partes iguales.
La excelencia vistiéndote de pies a
cabeza y la perfección desde lejos envidiándote pues hasta que tú llegaste ella
era la más deseable. Estrellas abandonando el lugar que les corresponde para
adornar tu cuello en forma de colgante. Constelaciones dibujando tu rostro una
vez cada cien años visible a cualquier hora y desde cualquier punto del
universo.
Cuando pienso en ti, pienso en un regalo
divino, en una obra esculpida a mano y cualidades sobresalientes adornándola.
Lo excepcional y asombroso llega a ser algo común, e incluso de poca
importancia. Mantienes a La Tierra girando en torno a ti y ella te lo devuelve
con una oda de alabanza con la cual te despierta todas las mañanas.
Y aquí estoy yo ahora escribiendo, lo
mejor que sé y puedo, lo que me haces sentir cuando pienso en ti, y frustrado
al no ser capaz de alcanzar a poner en palabras todo lo que haces que haya
dentro de mí.
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