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Bajaba con su pelo rizoso,
grata sorpresa para quien no se esperaba
que fuera a hacer su aparición algo tan maravilloso.
Paraba el tiempo a cada paso que daba.
El pulso se aceleraba
cuanto más se acercaba,
y es que motivos sobraban.
Dejaba ver su sonrisa entre bostezo y bostezo,
un adjetivo, perfecta.
Tímida y risueña,
me ganó en ese momento,
disfrazando de alegría un mundo de tristeza.
Así llegó a ser mi dueña.
No la he visto tantas veces como quisiera,
pero desde aquel día solo pienso en ella.
Mitad niña, mitad mujer,
tiene más cualidades y atributos que los que cualquier
hombre pueda y sepa querer.
Me despierta inquietud, intriga y curiosidad,
quiero conocerla más...
saber que hay dentro de su cabeza.
Difícil de valorar y apreciar
en un solo cuerpo tanta belleza.
Hay un mundo en ella
y lo quiero conquistar.
No la he visto tanto como quisiera,
pero la he visto tanto como para quererla.
Así es ella,
perfectamente bella,
perfectamente hecha.
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